La nueva realidad que nos ha impuesto el 2020 está cambiando el mundo de trabajo radical y velozmente, frente a lo cual es urgente identificar y reinventar las competencias laborales. Nuevos conocimientos técnicos y tecnológicos son necesarios, pero ello está muy lejos de ser suficiente; más que nunca las soft skills están siendo altamente valoradas por las empresas al momento de atraer y retener talento. A continuación, hacemos un repaso de ocho indispensables:
Adaptabilidad o liquidity: Es la habilidad profesional para amoldarse de forma rápida y sencilla a una organización y/o puesto, interiorizar nuevos procedimientos y contar con un perfil transversal, capaz de realizar tareas diversas, según las necesidades de la empresa, desenvolviéndose con soltura en situaciones inesperadas. En una realidad donde las empresas atraviesan profundas transformaciones que afectan a sus procedimientos, estrategias y objetivos, es una ventaja profesional ser capaz de moverse de forma alineada con la organización, mostrándose dispuesto a salir de la zona de confort y a asumir nuevos riesgos y responsabilidades.
Creatividad: Es la capacidad para crear o inventar, generando un resultado innovador u original. Hasta hoy las empresas podían pensar que “todo estaba inventado”, pero vemos que ya no es así: surgen nuevas necesidades que están requiriendo soluciones inéditas; por ello las organizaciones valoran a los profesionales más creativos, capaces de aportar ingenio y singularidad en la solución de problemas y búsqueda de oportunidades.
Capacidad de aprendizaje o learnability: Se refiere a la voluntad y habilidad de los profesionales de adquirir nuevos conocimientos y habilidades, así como mejorar las existentes de forma continua y permanente en el tiempo (a lo largo de toda la vida, en realidad). En una sociedad en acelerada transformación son altamente valorados los profesionales capaces y dispuestos al aprendizaje y a la mejora continua, para estar en sintonía con un entorno empresarial que cambia sus procesos y estrategias cada día.
Resiliencia: Es la capacidad para afrontar situaciones adversas y sobreponerse a ellas, saliendo además fortalecido. Los profesionales resilientes tienen el control sobre sí mismos, aceptan los cambios y son capaces de transformar las dificultades en nuevas oportunidades para el crecimiento personal y de la organización, por lo que resultan muy valiosos.
Planificación: Es la capacidad para establecer un plan con un método y un proceso definido, aunque flexible, que lleve a lograr determinados objetivos en un periodo de tiempo. Avanzamos hacia un nuevo mercado en el que las empresas ya no ponderan tanto el tiempo de sus colaboradores, sino su valor agregado. Cada vez se trabaja más con base en el logro de resultados, por lo que la capacidad de planificar se convierte en una herramienta invaluable.
Espíritu de equipo: Entornos complejos requieren soluciones complejas, construidas de manera multidisciplinaria. Por ello, hoy en día las empresas buscan profesionales que se relacionen y colaboren de forma fluida y constructiva con los demás, dispuestos a aportar su conocimiento y experiencia y a incorporar las ideas de los demás en busca de las mejores propuestas.
Comunicación eficaz: Se refiere a la habilidad para transmitir y hacer entender información a los demás, así como la capacidad para escuchar y valorar las ideas de otros. En un entorno complejo se trata de una de las cualidades más valoradas por las empresas, en la medida en que las personas que se comunican bien tienen una mayor capacidad para trabajar colaborativamente, abriendo la organización a nuevos horizontes.
Liderazgo: Se trata del conjunto de competencias para influir en el pensamiento y acciones de los demás. El líder es un guía que conduce a los equipos a trabajar con implicación y compromiso, una persona que inspira, acompaña e ilumina, un profesional al que los demás siguen de forma voluntaria, porque despierta una admiración natural. Los objetivos se consiguen con mayor rapidez y éxito, cuando las personas están implicadas de forma natural, y no cuando obedecen por jerarquía o imposición. Es por ello que las empresas demandan de forma creciente líderes que transmitan apertura, empatía y confianza, guiando así a los equipos a alcanzar los objetivos de una forma mucho más fluida, creativa y eficaz.