Es claro que no todo en la vida es color de rosa. A diario hay problemas que, por más pequeños que estos sean, probarán nuestras habilidades para poder resolverlos, evitando que se conviertan en una bola de nieve infinita que nos cueste cada vez más detener. Justamente esta habilidad para resolver problemáticas se vuelve esencial en el ámbito laboral. Actualmente, las empresas buscan de manera activa que sus elementos cuenten con esta competencia; ya que les permite evaluar, junto a otras soft skills como resiliencia y tolerancia a la frustración, que tan buenos son los elementos de la misma para poder analizar, entender y resolver cualquier situación que se les presente, sea cual sea la índole y/o criticidad de esta. De hecho, se está volviendo tan importante, que varias consultoras prevén que este soft skill esté dentro del Top 3 más buscado por las empresas a lo largo del siguiente año. (RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS, UNA DE LAS CAPACIDADES MÁS DEMANDADAS DE HOY, n.d.)
La psicología moderna ha buscado un golden standard para poder tener una metodología que pueda resolver cualquier problema que se nos presente; no obstante, y como bien dice el dicho: “cada cabeza es un mundo”, cada persona se sentirá más cómoda de una manera o de otra. A pesar de esto, la mayoría de dichas metodologías, así como una gran parte de los ejercicios que se hacen al resolver este tipo de situaciones han arrojado varios puntos en común que pueden servir como base para tener una idea de que hacer para resolverlos.
Primero que nada, y lo más importante, es IDENTIFICAR POR COMPLETO el problema. Es más, difícil resolver algo que no sabemos qué es ni qué implica. Es importante conocer la mayor cantidad de aristas que conforman la situación para poder tener un panorama mucho más amplio.
Una vez que se identificó la situación, debemos ENTENDER la problemática desde cero, es decir, buscar la raíz de lo que lo/la origina. Asimismo, debemos comprender cuáles son las consecuencias que este problema está ocasionando, ya que así sabremos la criticidad de este y la urgencia con la que se debe resolver.
Ya que entendimos la situación, podemos DEFINIR y ACOTAR el problema. Muchas de las veces, el problema puede parecer un cordón enredado enorme, pero si nos concentramos en el problema real estaremos encontrando los dos extremos de este y podemos ir desenredándolo poco a poco; y, no lo olvides un problema a la vez. No intentes resolver todo de un jalón. Créeme, es contraproducente y acaba perjudicando más de lo que ayuda.
Empieza a BUSCAR posibles soluciones. Siempre es bueno hacer algún ejercicio que permita ayudarte a tener la mayor cantidad de opciones posibles. Una lluvia de ideas siempre es garantía; pero si ese no es tu estilo o se te hace muy cliché, puedes recurrir a otras herramientas como mapas mentales, juegos de roles y/o el famoso Método Disney (estos dos últimos son excelentes cuando se está colaborando en un equipo de trabajo).
En línea con el punto anterior, una vez que se tienen las posibles soluciones, es importante EVALUAR las ventajas y desventajas de cada una de ellas. Existen diversas herramientas que pueden ayudar con esto, desde una simple tabla de Pros y Contras, hasta Best Value Option Analysis (BVOAs), SWOTs, etc. Recuerda que cada análisis es diferente y que los resultados dependerán mucho de lo que se busca resolver.
Una vez que se tiene la mejor opción de entre todas, toca SELECCIONAR e IMPLEMENTAR la solución. El principio puede ser difícil y podrá requerir mucha retroalimentación del proceso y seguimiento constante, pero una vez que se ha probado su efectividad, dicha solución fluirá de manera transparente.